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Los Campamentos de Tinduf

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Los Campamentos de Tinduf

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Este mapa te ayudará a situar Tinduf (Argelia). Pincha en el enlace: [Mapa]

Antecedentes

Con este nombre conocemos los campamentos que el pueblo saharaui exiliado en Argelia mantiene cerca de la frontera del antiguo Sahara español. Nuestra relación con el Sahara comienza en 1884, cuando en la Conferencia de Berlín, España reclamó estos territorios. Largos años después, en 1958 se le dio el status de Provincia Española, teniendo incluso representación en las Cortes. La riqueza económica representada por los yacimientos de fosfatos descubiertos en 1959 en Bucraa, y la fertilidad de las aguas con abundancia de pesca, unido a las discrepancias políticas de los países circundantes, han sido el caldo de cultivo en el que se ha cocido la actual situación de los pobladores de aquellos territorios.

En octubre del 1975 coincidiendo con los últimos días del por aquél entonces Jefe del Estado, General Francisco Franco, la provincia fue invadida por la que conocimos como “Marcha Verde”, organizada por el Sultán de Marruecos Hassan II, con la connivencia de las potencias mundiales. Este hecho supuso el abandono de aquellos territorios por el Estado Español, que se repartieron entre Marruecos y Mauritania, provocando la huída hacia los campamentos de Tinduf, en Argelia, de grandes masas de población.

Aunque los movimientos nacionalistas de liberación se remontan a la segunda mitad de la década de los sesenta del pasado siglo, fue en mayo del 73 cuando se creó el Frente Polisario (siglas de Frente Popular para la Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro), que en febrero del 76, coincidiendo con la salida del último miembro del ejército español proclamó la República Árabe Saharauí Democrática. Este movimiento nos sirve popularmente para identificar al pueblo Saharauí y su lucha por conseguir que se cumplan los mandatos de la ONU

Pero no es de política de lo que queremos hablar, sino de las personas, de aquellos que fueron españoles y hoy, probablemente, no están muy seguros de lo que son, aunque si saben lo que quieren ser.

Tinduf es la ciudad argelina en cuyo entorno radican los campamentos.

Existen 4 campamentos o Wilayas(en cada uno hay 6 ó 7 dairas- pueblos- con varios barrios) AUSERD: Tichla, Agúenit, Güera, Bir Ganduz, Miyec y Zug. AAIÚN: Dchera, Bucraa, Güelta, Amgala, Daora y Hagunía SMARA: Farsia, Mahbes, Bir Lehlu, Tifariti, Hausa, Echederia y Mheriz (de nueva creación). DAJLA: Argub, Umdraiga, Ain Beida, Bojador, Glaibat-Elfula, Yrefia y Bir Enzaran.

El hecho de disgregarse en cuatro campamentos obedece a una elemental prudencia, de haberse concentrado todos en un solo punto una posible epidemia habría hecho desaparecer a toda la población.

Que son los campamentos

Se trata de una concentración de jaimas (tiendas de campaña que constituyen estar y dormitorios, aunque a veces pueden tener una pequeña cocina de obra exterior) y escasas edificaciones de planta baja, situadas en pleno desierto. Lo que en principio iba a ser una instalación temporal, una concesión graciable por parte de Argelia, se ha convertido en permanente, pero sin corregir los defectos de la temporalidad: no tienen red de agua potable, ni alcantarillado, las calles están sin asfaltar, en resumen, carecen de los mínimos servicios que los occidentales consideramos necesarios para una vida digna.

Existen pozos de agua de escasa calidad, con elevado índice de salinidad, que solamente pueden utilizarse para regar las escasas huertas que el Sahara permite cultivar. La producción, de escasa calidad, la utilizan exclusivamente para consumo propio. Todo lo demás, incluyendo el agua para consumo de boca, tiene que importarse. Dada su dependencia del exterior, es muy importante cualquier ayuda que puedan recibir, tanto en efectivo como en especie. En este último caso, que es el que se produce en las campañas de recogida de alimentos que la Universitat Jaume I convoca periódicamente, se les remite por contenedor a los campamentos.

La vida en los campamentos

Como casi siempre han sido las mujeres las que han llevado el peso del trabajo desde el momento en que se produce el exilio. Una población instalada, con medios de vida propios, se traslada de repente a otro emplazamiento y, como puede suponerse, los hombres se quedan sin trabajo: ¿Qué va a hacer un carpintero en una jaima en pleno desierto?, pero las mujeres tienen que continuar llevando adelante la casa y cuidar de los hijos y además en peores condiciones que antes. Por ello no nos cansaremos de reconocer la importante labor que estas mujeres han venido realizando en el mantenimiento de su forma de vida y conservación de las tradiciones.

Es muy importante destacar el concepto de grupo familiar que estos antiguos españoles tienen, el clan es permanente y cualquiera de sus miembros que venga a mejor fortuna, casi siempre por haber podido emigrar al exterior, ayudará incondicionalmente a sus familiares que se han quedado atrás. También cabe señalar la importancia que esta gente le da a la hospitalidad: los viajeros son siempre bien venidos y se comparte con ellos lo que haya en la jaima.

La situación de provisionalidad afecta también a la enseñanza, solamente pueden dar en los campamentos los primeros años, cualquier progreso supone emigrar. Esta situación implica que existe una falta de profesorado que pudiese impartir enseñanzas de mayor grado, y esta entienden los saharauis que es labor de aquellos que, ya formados, se ganan la vida en el exterior en profesiones de alto nivel. Para ello deberían reciclarse y aceptar el regreso a los campamentos.

El futuro.

Intereses políticos son los que impiden normalizar la situación de este pueblo, amenazado incluso de desaparición. Su dependencia absoluta del exterior, y el imprescindible apoyo de Argelia –que podría incluso expulsarlos de su territorio- hace que su futuro este en el aire. Pese a las resoluciones de la ONU la situación se perpetúa, solamente una acción concertada de las grandes potencias podría volverlos a asentar en su territorio natural, devolver a este pueblo a la tierra de sus antepasados.

Son aproximadamente un millón de personas, de las cuales sólo 200.000 están en los campamentos, y el resto repartidos entre la zona liberada, la ocupada por Marruecos y el resto del planeta.

Por su propia supervivencia, el POLISARIO estableció un alto al fuego en 1992, que hasta ahora se ha respetado y ha hecho que, de forma general, sea un interlocutor válido para las reivindicaciones del pueblo saharaui, que ha demostrado que quiere seguir conservando sus raíces, incluso la lengua castellana. Oficialmente el Estado español no ha reconocido a la RASD, -siempre los motivos políticos- pero tenemos una deuda moral con aquellas gentes a las que un día llamamos hermanos.