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EL EMIRATO DE AL-ANDALUS

Tras la invasión musulmana, en el año 711 la mayor parte de la península ibérica se convirtió en una nueva provincia del califato islámico, Al-Andalus. Al frente de este territorio se colocó a un Emir o gobernador que actuaba como delegado del Califa musulmán, por entonces perteneciente a la dinastía Omeya, con capital en la ciudad de Damasco, (Siria).

A mediados del siglo VIII en el año 750 tuvo lugar un hecho clave. La dinastía Omeya fue víctima de la revolución Abasí, matando a casi todos los miembros de la dinastía Omeya, quedando con vida Abderraman que era nieto de Hisham décimo califa de Damasco. Los Abasies trasladaron el califato a Bagdad.

Abderraman que por aquel entonces contaba con 20años de edad, se ve obligado a huir para preservar su vida, dirigiéndose primeramente a algún lugar de la actual Irak. Más tarde se desplaza al norte de África..En Ceuta es muy bien acogido por la tribu Nafta, ya que su madre es descendiente de beréberes. Desde aquí observa la situación por la que atraviesa actualmente Al-Ándalus, que se encuentra regida por la facción de los Gausíes, declarados abiertamente como enemigos suyos. Sin embargo, encuentra aliados entre las tropas sirias, descendientes de aquellas que su abuelo Hisham había desplegado cuarenta años antes en la invasión de la Península.

El Inmigrado (conocido así por haber tenido que dejar su patria), cruza en agosto El Estrecho al frente de un contingente de beréberes y yemeníes, desembarcando en Almúñecar. Nada más tomar tierra se le unen las tropas sirias y marchan sobre Córdoba. El Walí Yusuf al-Fihri, recibe órdenes desde el Califato de Damasco de someter la rebelión a toda costa. Sus tropas se desplazan en las afueras de Córdoba, donde 14 de mayo del año 756 son derrotados por las de Abderramán en la Batalla de Al-Musara.

LOS 7 EMIRES INDEPENDIENTES

Abderraman I

Se independizó políticamente de los califas orientales, creando el Emirato Independiente de Córdoba, del que fue primer emir (756-788), así como fundador de la dinastía omeya de Córdoba que dos siglos más tarde proclamaría el Califato de Córdoba.

Según las crónicas, Abderramán I fue un emir culto y refinado. Le gustaba rodearse de poetas, cuenta cuentos, músicos, médicos, filósofos... Dicen que durante su reinado llegaron a Córdoba las primeras palmeras damascenas, para el palacio de Al Rusafa y tal vez poblar todo el continente europeo. Fue conocido como el emir poeta. Compuso bellísimos poemas de los que apenas quedan sino vagas referencias. Hay uno, muy bello y muy sentido, sobre las palmeras que él hizo traer desde Damasco y en el que expresa su dolor por la lejanía de su patria. Hay muchas versiones y muchas traducciones libres de ese poema. una de ellas es esta.
Tu también, insigne palma eres aquí forastera
De Algarbe las dulces auras, tu pompa halagan y besan.
En fecundo suelo arraigas, y al cielo tu cima elevas
Tristes lágrimas lloraras, si cual yo sentir pudieras.
Tú no tienes contratiempos como yo, de suerte aviesa
A mi de pena y dolor, continuas lluvias me anegan
con mis lágrimas regué, las palmas que el Forat riega
pero las palmas y el río se olvidaron de mis penas,
cuando mis infaustos hados y de Alabás la fiereza
me forzaron a dejar del alma las dulces prendas.
A ti mi patria amada, ningún recuerdo te queda
pero yo triste no puedo dejar de llorar por ella.
Negoció tenazmente con el obispo cristiano de Córdoba la compra del templo visigodo de san Vicente para construir sobre él la primitiva mezquita más bella del mundo y que siglos más tarde, sería engrandecida por sus descendientes, Ab al-Rahman III, Al-Hakam II y Al-Mansur “El Victorioso”. Concibió la mezquita como un inmenso bosque de palmeras a la mayor gloria de Alá y lo consiguió. Con sus columnas esbeltas, sus dobles arcadas y su imponente alminar desde donde, antes de morir, tuvo el privilegio de oír el canto del almuédano llamando a oración a los fieles.
Sus cerca de treinta y dos años de reinado serían sumamente turbulentos, lo que beneficiaría a la monarquía asturiana, Aurelio, Silo y Mauregato (con el que según la tradición habría concertado el supuesto tributo de las cien doncellas), que podría gozar de un periodo de paz. Gran parte de los conflictos estaban motivados por la diversidad de etnias que integraban la población andalusí –mozárabes, muladíes, beréberes, árabes, etc.- haciéndose necesario la creación de un potente ejército cuya milicia estaba integrada fundamentalmente por beréberes y esclavos procedentes del norte.
En el año 759 logra sofocar la revuelta del gobernador Yusuf al-Fihrí, que sería ejecutado. El jefe beréber de Cuenca también se rebeló, al igual que el caudillo árabe al-Ala ben Mugit. Estas continuas luchas de poder motivarán que un grupo de jefes árabes de la zona nordeste soliciten ayuda a Carlomagno para alzarse contra Abderramán I. En los años 777 y 778 las tropas de Carlomagno alcanzan Zaragoza, la plaza, aunque tomada por los rebeldes, no se entregó al rey franco, quien en su precipitada retirada perdería la retaguardia de su ejército, mandada por el duque de Bretaña Roldán, bajo el celebérrimo ataque de los vascones en el desfiladero de Roncesvalles.
Abderraman I falleció en el año 788, siendo sucedido por su hijo Hixam, por el que se decanta frente a sus hermanos Suleimán y Almondzir, por ser el que más se le parece tanto en carácter como en físico.

Hisam I: (788-796)

El breve emirato de Hisam I supuso un paréntesis entre la época del fundador del emirato omeya y los serios intentos de afianzamiento de la soberanía emprendidos por al-Hakam I. En efecto, el tranquilo emirato de Hisam I sólo se vio salpicado por las revueltas de sus hermanos Sulayman y Abd Allah y ciertos movimientos de disidencia en la serranía de Ronda, que no hicieron peligrar su poder en ningún momento

Al Hakam I: (796-.822)

El reinado de al-Hakam I (796-822), segundo hijo de Hisam I y su sucesor, estuvo marcado por incesantes rebeliones internas: querellas dinásticas, insurrecciones en las marcas fronterizas y graves disturbios en la capital. Por ello el emir se vio obligado a incrementar los efectivos del ejército mercenario y en consecuencia a incrementar la presión fiscal.
En tiempos de al-Hakam I continúa la fusión de la población y se incrementa la frecuencia de matrimonios mixtos entre los diferentes grupos de la sociedad andalusí. Los clanes árabes fueron perdiendo fuerza y empezó a notarse la influencia muladí dentro de la administración y los mandos militares. Al-Hakam I siguió potenciando el ejército y reforzando su guardia personal, formada, sobre todo, por esclavos extranjeros (conocidos como “los mudos” por no hablar ninguna lengua de las utilizadas en Córdoba). En el plano cultural, la movilidad continua de gentes entre al-Andalus, el norte de Africa y el Asia musulmana, ya iniciada en tiempos de Hisam I, y los conocimientos traídos a la Península por viajeros, científicos y mercaderes orientales, empezaron a anunciar la influencia del oriente abbasí, que se impondría en el período siguiente, y la primacía intelectual de al-Andalus.

Abderraman II: (822- 852)

Bien es cierto que gracias a la energía desplegada por su progenitor, Abd al-Rahman II había recibido en herencia un territorio sometido a la autoridad del poder central, junto con una hacienda saneada. Las condiciones de la transferencia del mando eran, pues, favorables para el inicio de un período de bonanza. Pero mérito indiscutible del nuevo emir fue haber sabido aprovechar tal coyuntura y contribuir, además, con su personal esfuerzo, a hacer de su reinado uno de los más prósperos de la historia del Islam español.
Comenzó su reinado en el 822, cuando contaba treinta años de edad. Se trataba, por tanto, de un hombre suficientemente formado que pronto empezaría a dar muestras de poseer un buen sentido político. Ya durante la extrema gravedad de su padre, siendo sólo el heredero presunto, había tomado dos disposiciones de gobierno de gran habilidad. A fin de granjearse las simpatías del pueblo, y en especial de los alfaquíes, obtuvo del moribundo emir la autorización para ajusticiar al jefe de la guardia palatina, el mozárabe Rabí, quien se había granjeado la animadversión general con sus excesos en la recaudación de impuestos extracoránicos. Y con el propósito de atraerse a los alfaquíes ordenó asimismo la destrucción del mercado de vinos de Sequnda, en las afueras de Córdoba, cuya existencia constituía para dicho colectivo una auténtica piedra de escándalo. El impacto demagógico logrado con ambas medidas fue el esperado. Su popularidad aumentó de forma considerable, y cuando le llegó el momento de ocupar el trono recibió sin problemas el juramento de fidelidad de sus súbditos.
La Península sufrió, al igual que los restantes países de Europa, los efectos de la expansión normanda. Estos pueblos del norte, denominados en las crónicas árabes al-Urdumaniyyum (Nordomani) o Mayus (idólatras, adoradores del fuego) acostumbraban a situarse en sus correrías piráticas en la desembocadura de los grandes ríos para remontarlos con sus embarcaciones de poco calado, hasta el objetivo elegido. En el 844 hicieron su aparición en la Península, saqueando Gijón, las costas gallegas y Lisboa, y penetrando por el Guadalquivir hasta Sevilla, que fue abandonada por los musulmanes y saqueada durante cuarenta días; para reducirlos, fue preciso reunir a las tropas de la frontera norte, incluidas las de Musa. Vencidos en Tablada en noviembre de ese año, los normandos remontaron el vuelo.
Para prevenir estos ataques, Abd al-Rahman II hizo fortificar o reconstruir los muros de las ciudades -como en el caso de Sevilla-, ordenó levantar atalayas de vigilancia a lo largo de la costa atlántica, servidas por grupos de voluntarios que alternaban esta tarea con la práctica de la vida espiritual, y prestó especial atención a la construcción de atarazanas con el fin de crear una marina de guerra suficiente y capaz, a la que dotó del “fuego griego”.(es decir, con “instrumentos o máquinas para arrojar betún ardiendo”).
Introdujo reformas en la administración del Estado, fijando las atribuciones de los funcionarios y jerarquizando sus categorías sobre la base de un rígido centralismo personalizado en el emir como único ostentador de la autoridad. Y, al igual que los abbasíes, creó una ceca y organizó las manufacturas de tejidos y tapices (tiraz) por cuenta y como monopolios del Estado.
Abderraman II impulsó el proceso de urbanización de al-Andalus, marcado tanto por el crecimiento de ciudades antiguas como por la fundación de nuevas (Madrid, Murcia, Ubeda...), sin olvidar la alcazaba de Mérida, las murallas de Sevilla, la mezquita aljama de Jaén y dos de los ampliaciones realizadas en la de Córdoba.
Los historiadores árabes se hacen lenguas de la riqueza y prosperidad de Córdoba durante el reinado de este cuarto emir omeya, así como de la suntuosidad de su corte. A ella acudían los comerciantes de las más diversas procedencias con mercaderías de lujo -telas preciosas, valiosas alhajas, escogidos esclavos de ambos sexos-, que pese a su elevado precio encontraban pronto comprador en el palacio del monarca o entre las clases altas de la sociedad.

Muhammad I: (852- 886)

Cuando Abderraman II murió, en el año 852, el Estado omeya estaba prosperando y parecía firme y sólidamente asentado. Sin embargo, los acontecimientos de los sesenta años siguientes demostraron que esta apariencia era engañosa, y que en realidad su estructura era frágil y precaria.
Bajo Muhammad I se abre una larga crisis que convirtió a al-Andalus, al final de la centuria, en un mosaico de “señoríos” independientes que preludia lo que, siglo y medio después, serían los “reinos de taifas”. Aunque el grado de conflictividad y anarquía fue en progresivo aumento hasta desembocar en una crisis generalizada a finales del siglo y comienzos del siguiente, este período evidenciará algunas de las profundas contradicciones, así como la fragilidad de sus fundamentos, en que se basaba la sociedad andalusí de mediados del siglo IX: intereses contrapuestos entre un Estado fuertemente centralizado que se apoyaba en una nueva aristocracia administrativa palaciega y una nobleza árabe que no estaba dispuesta a ceder en sus privilegios; una progresiva arabización e islamización de al-Andalus, facilitada por una rápida “orientalización” iniciada en el período precedente, en detrimento de la singularidad cultural de otros grupos sociales, como los hispani, fuertemente arraigados en la nueva sociedad andalusí; la cada vez mayor injerencia del estamento jurídico-religioso en los asuntos internos del Estado, en detrimento del desarrollo intelectual; e, incluso, el antagonismo étnico-social de las dos grandes estructuras sociales, la árabo-beréber y la indígena
Del mismo modo, las fuentes musulmanas destacan el gran incremento de la presión fiscal llevado a cabo durante el gobierno de Muhammad I, presión que resultó particularmente dura para las comunidades no musulmanas, los dimmíes o tributarios judíos y cristianos, que soportaban proporcionalmente 3,5 veces más el peso fiscal que los propios musulmanes.


Al-Mundir (886-888)

Sexto emir independiente de Al-Ándalus. Sucedió en el trono a su padre Mohamed I reinando solo dos años.
Durante el reinado de su padre, recibió el mando en las operaciones militares contra los cristianos y muladíes rebeldes. En el año 865 dirigió una operación en el valle del Duero contra Ordoño I que fracasó parcialmente. De regreso a Córdoba, derrotó en Burgos a Rodrigo, conde de Castilla, lo que hizo retroceder las fronteras cristianas hacia el norte. Intentó conquistar León y Astorga pero Alfonso III le venció en Valdemora (878). Llevó a cabo una expedición contra los Banu Qasi y Alfonso III, pero fue derrotado en el año 883 en la batalla de Cellorigo. Sin embargo, tuvo éxito en la expulsión de Ibn Marwan de Badajoz (884).
En los años de su reinado se concentró en combatir sin éxito al rebelde Omar Ben Hafsun.
Ibn Idhari lo retrata así: «Moreno, de cabello ensortijado...tenía el rostro marcado de viruelas.

Abd Allah (888-912)

Hijo de Mohamed I, sucedió en el poder a su hermano al-Mundir, quien murió el 24 de junio del año 888 cuando sitiaba a Omar ibn Hafsún en Bobastro. En el citado campamento también se encontraba su hermano Abd Allah. Se dice que a instigación de éste el médico de la corte utilizó una lanceta envenenada cuando iba a sangrarle.

Su gobierno se vio alterado por las constantes guerras entre tribus árabes, beréberes y muladíes. Su poder como emir se limitó a las tierras cordobesas, pues el resto de provincias estaban gobernadas por familias rebeldes que no acataban su autoridad.
Una de sus esposas fue Onneca Fortúnez (también llamada Iñiga), hija de Fortún Garcés, rey de Navarra. Ella le dio un hijo, llamado Mohamed como su abuelo. Abd Allah lo nombra su heredero, pero posteriormente fue asesinado por un medio-hermano. Tras ajusticiar al hijo asesino, Abd Alláh nombró sucesor a su nieto e hijo del difunto sucesor, el futuro califa Abderramán III. El emir murió a los 68 años de edad, tras veinticuatro de reinado.
El emir Abd Allah era de color blanco y rubicundo, de pelo rubio, pero con grandes entradas, ojos azules y nariz aguileña. De estatura mediana. Se teñía la barba de rojo con alheña y de negro con aligustre.


HECHOS MÁS DESTACADOS DURANTE LA DOMINACIÓN ÁRABE EN VALENCIA

Ciudad de origen griego, denominada Thuris, en el año 138 antes de Cristo pasó a control romano, al asentarse allí (elegido por estar cerca de Sagunto) un destacamento de legionarios que habían luchado en las guerras celtíberas a las órdenes de Decimo Junio Bruto contra Viriato. Con el paso del tiempo, la Valentia romana vivió un periodo de esplendor, especialmente bajo el gobierno del emperador Octavio Augusto, viéndose beneficiada de su excelente programa urbanístico. De la importancia de la ciudad da muestra el hecho de que en ella se instalara, tras la penetración visigoda, la sede episcopal de una de sus diócesis.

La Valencia que encontraron los musulmanes era una ciudad decadente, la población iba mermando y reduciendo su extensión, aunque conservaba a grades rasgos, su trazado original.

Con la entrada de los musulmanes, Balansiya, se convierte en una de las ciudades más prósperas del emirato y del califato de Córdoba, periodo que coincide con uno de los momentos de mayor esplendor de la ciudad. En ella y su rica región se multiplican los cultivos, beneficiados por el sistema de regadío instalado por los romanos y mejorado por los árabes. Florecen nuevos cultivos traídos por estos, como la naranja, el arroz o la remolacha. Y se trabajan el papel, la seda, la piel, el textil, la cerámica, el vidrio y el oro.

Abd al-Aziz, hijo de las fuerzas musulmanas que entraron en el 711, pactó con Teodomiro, un conde visigodo establecido en Orihuela, por el que se le reconocía el señorío sobre la zona a cambio de aceptar la soberanía de los árabes y de pagar tributos. Se trató de un territorio cristiano autónomo dentro de Al Andalus, que contenía a la provincia de Alicante y a parte de las de Valencia, Albacete y Murcia, y que se mantuvo hasta el 779, cuando la ciudad de Valencia se sublevó y fue destruida por Abderraman I.

Abd al Allah, hijo de Abderramán I, durante su gobierno hizo mejoras en la ciudad sin cambiar su forma urbanística con la excepción de que construyó a las afueras de la ciudad una finca de recreo llamada la Russafa a semejanza de las Russafas (jardines) persas, nombre que ha llegado a nuestros días. En aquellas fechas la ciudad había empezado a llamarse Balansiya, nombre que resultó de la evolución del nombre latino Valentia. Las fuentes escritas y arqueológicas de esta época son muy pocas, de lo que se deduce la escasa relevancia de la ciudad en ese momento.

Desde entonces, la llegada de nuevos pobladores árabes y bereberes, y la creciente conversión de cristianos al Islám, permitió un mayor control del territorio por parte del emirato de Córdoba. Aún así, hasta el siglo X (con las islamizaciones de Abderramán III) la población valenciana siguió siendo mayoritariamente cristiana.

Desde el punto de vista económico, las tierras de la región valenciana fueron hasta el siglo XI rurales, sin centros urbanos importantes. Fue a partir del califato y, sobre todo, de los reinos de taifas, cuando aparecieron los sistemas de regadío de la región, como la huerta de Valencia, la Vega Baja del Segura o las huertas de Elche y Alicante. La demanda de productos de lujo por la clase dominante en los reinos de taifas impulsó la actividad artesanal y el comercio. En Játiva fue donde se estableció la primera fábrica de papel de todo occidente.

Aunque la presencia musulmana se alargó durante ocho siglos, en un contexto generalmente pacífico, hay pocos restos arquitectónicos de la época, ya que los cristianos aprovechaban la infraestructura existente para construir sobre ella, pero abundan las piezas de orfebrería, cerámica, etc, y sobre todo han perdurado sus sistemas de regadío y el Tribunal de las Aguas de Valencia.

La desaparición del califato Omeya sucedída, poco después de la muerte de Almanzor, hace que Valencia se convierta en la capital de uno de los llamados reinos de taifas.

En el año 1011 se erigen en reyes de la taifa valenciana dos ciudadanos llamados Mubarak (el bendecido) y Muzafar (el vencedor). Ambos gobiernan a la vez como un antiguo diunvirato y durante su reinado, Valencia, que era ya muy rica en economía y cultura, fue el refugio de las gentes a su vez cultas y elevadas de Córdoba, que se exiliaban de la capital califal huyendo, a partir del año 1012, ante la tiranía de los bereberes quienes, por sus torpezas, destruyeron y arruinaron la rica capital cordobesa. Así llegaron buscando en Valencia el sosiego, la paz, el orden y el desarrollo cultural, contribuyendo a darle el magnífico esplendor cultural que alcanzó en el siglo XI y en los siguientes. Estos dos reyezuelos, eran quienes con anterioridad tenían a su cargo la administración de las acequias de la huerta valenciana, descubriéndonos que fue el primer testimonio histórico suministrado por los cronistas árabes de la existencia de este organismo precursor del futuro Tribunal de las Aguas. Según los historiadores, este tribunal, fue creado en el año 960. Por lo tanto el Reino de Valencia fue creado desde el primitivo Tribunal de las Aguas.

Estos dos reyes, a fuerza de impuestos, consiguieron hacer reformas y mejoras urbanísticas, pero en el año 1021, después de una revuelta popular, ascendió al trono Abd al-Aziz ibn Abi Amir (nieto de Almanzor), de la dinastía Amiri, con quién la ciudad vivió una etapa de esplendor y en ausencia de conflictos. Gobernó hasta el año 1061 y subió al poder con tan solo quince años Se superó la expansión geográfica romana por el desarrollo demográfico y se construyeron unas nuevas murallas, convirtiendo así, a la ciudad, en la plaza más fuerte de Al-Andalus.

La Muralla árabe de Valencia es una muralla defensiva que empezó a construirse en el siglo XI alrededor de la Ciudad Vieja de Valencia, de la cual todavía se conservan restos menores.

Estas eran las siete puertas de la muralla árabe de Valencia, con el nombre árabe:

  • Bab al-Qantara
Situada aproximadamente dónde hoy en día se encuentra la Torres de Serranos. Era la entrada norte a la medina. Recibía este nombre porque hacia un puente mandado construir por Abd al-Aziz ibn Amir que cruzaba el río Turia, el que los musulmanes gritaban "Wadi al-Abiad", de dónde deriva "Guadalaviar". Este puente era el único de piedra de la ciudad
  • Bab al-Hanax
Situada entre la actual calle de Salinas y el de Caballeros. Era el entrada Oeste de la ciudad.
  • Bab al-Qaysariya
Puerta menor que servía de acceso al zoco o mercado, situado en el en torno a la actual calle de las Mantes y del Trench.
  • Bab Baytala
Entrada sur de la ciudad. Situada en el cruce de la actual calle de Cerrajeros y de San Vicent Mártir. Por ella salían las caravanas para Denia, Játiva y Alcira.
Según Luis Lamarca, podría ser la Sucronense romana, conocida como Boatella.
  • Bab al-Xaria
Puerta Este. Ubicada en la actual plaza de San Vicente Ferrer y conocida antes como de la Congregación, todavía hoy da nombre al barrio de la Xarea. :Se encontraba donde actualmente se encuentra la iglesia de Santo Tomás.
En época romana era la llamaba puerta Pagador.
  • Bab Ibn-Sakhar
Situada en la plaza contigua al actual Palacio Monasterio del Temple (quienes tras la conquista de Jaime I se encargaron de defenderla). Según el cronista al Udri estaba orientada hacia la Meca, esta puerta se correspondería con la antigua puerta Marina de época romana. Otros nombres que recibió fue Ali-Bufat Muley, del Cid y del Temple.
Según el llibre dels Feyts de Jaime I(escrito hacia 1282), es allí donde se pactó izar la "señal real" que sería la prueba de la rendición de la ciudad, esto sucedió el 28 de septiembre del 1238. Según la crónica, Jaime I, cuando vio la citada señal se emocionó y llorando, se postró de rodillas para rezar unas oraciones.
  • Bab al-Warraq
Abierta en la actual calle del Salvador que daría a un puente de madera que comunicaba con unos arrabales al otro lado del río y el monasterio de la Trinidad.

Tras el ataque de Fernando I de Castilla a la ciudad, esta pidió ayuda a la de Toledo, pero el auxiliar solo se limitó a deponer al valenciano y a unir ambos reinos en el año 1064 con el beneplácito de Castilla. El monarca toledano se consideraba lo suficientemente fuerte como para prescindir del castellano y expulsó de Toledo a los partidarios de la colaboración; pero estos provocaron una revuelta en Valencia que se declaró independiente de Toledo, ello fue en el 1075 y con el beneplácito del monarca castellano . El año siguiente, el reino de Zaragoza, consiguió dominar las taifas de Tortosa y Denia y haciendo que el rey de Valencia fuese vasallo suyo. Así, Valencia, pasó a ser una taifa vasalla del señor de Zaragoza a cambio de mantenerse en el poder el rey títere Abu Baku.

En el año 1080 Al-Mutawakki, rey de Badajoz, entró en Toledo, mientras al Qadir (monarca toledano) se refugiaba en Cuenca. Pero recuperó su trono en el 1081, ya que Alfonso VI decidió ayudarle a recuperar la ciudad y sus tierras a cambio de que Toledo fuese para el castellano y Valencia para al Qadir.

En el año 1094 la ciudad y su territorio son tomados por Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, aunque cae nuevamente en poder musulmán a su muerte, esta vez bajo control almorávide.

Rodrigo era un luchador mercenario castellano, desterrado por el rey Alfonso VI de Castilla, hizo tributarias a las taifas de Albarracín y Alpuente, y se dedicó a proteger a al Qadir de los ataques de la taifa de Zaragoza y de las revueltas populares. Sin embargo, tras una revuelta pro-almorávide en Valencia, al Qadir, fue asesinado, lo que llevó al Cid a conquistar la ciudad en junio de 1094. Tras su muerte en 1099, los almorávides tomaron el control de toda la actual Comunidad valenciana en el 1102, a pesar de la resistencia ofrecida por los lugareños cristianos establecidos con la ayuda de la corona de Aragón y del ejército del Cid. Los castellanos se retiraron incendiando la ciudad.

A mediados del siglo XII, los almorávides, fueron desplazados por los almohades. Hubo que pasar muchos años (casi un siglo) hasta que sea nuevamente conquistada nuevamente conquistada por los cristianos, concretamente en 1238, después de cinco meses de asedio, cuando Jaime I entra en la ciudad. Esto supuso el abandono de la ciudad por una parte de la población musulmana y permitió el asentamiento de familias cristianas, procedentes del norte, que realizaron grandes cambios en la sociedad, aportando sus costumbres y formas de vida, a una ciudad que tradicionalmente había convivido durante siglos con las tres religiones monoteístas y sus tradiciones.

Desde este momento es proclamada como capital de un nuevo reino cristiano, el de Valencia, puesto bajo la soberanía de la corona de Aragón. Este periodo está caracterizado por un intenso desarrollo económico.

Durante la repoblación de la ciudad, esta, fue dividida en partes, según la procedencia de los repobladores, la mayoría aragoneses y catalanes. El proceso fue lento y continuo. Los musulmanes que permanecieron en la ciudad fueron establecidos extramuros, en lo que en aquella fecha reconocía como la Morería, sin embargo dentro de la muralla existía otro barrio conocido como la Judería donde vivían los judíos.

En aquel tiempo se implantaron los fueros, se redactó el Libre Consejo del Mar que era el más antiguo código de Derecho Marítimo redactado

Denia es una más de las ciudades costeras que como Palma de Mallorca, Almería, Valencia etc. adquirieron una gran autonomía político económica y cuyo análisis no puede desvincularse de la dinámica del comercio y la navegación mediterránea del siglo XI.

El Califato Omeya de Al-Andalus consiguió durante el siglo X controlar el comercio del Mediterráneo Occidental, gracias al poder desplegado por su potente armada naval; de tal forma que pudo comerciar con los puertos del Norte de África, último estadio de las rutas del oro y del marfil centroafricano y Fatimí y con Egipto, desde cuyo puerto de Alejandría salían los productos provenientes de Oriente y de la ruta de la seda, igualmente mantenía contactos con las rutas comerciales del Mar Negro a través de las buenas relaciones diplomáticas establecidas con el gobierno de Bizancio

CIENCIA Y CULTURA

En los siglos de la mayor ignorancia de Europa, y cuando en ella solo sabían leer los obispos y los abades, eran doctos los árabes así de Oriente, como de África y de España.

Pero además durante los siglos XI y XII, la Península Ibérica se convirtió en el escenario más importante de la cultura islámica, tanto en el campo de las matemáticas, la astronomía, la geografía, etc. como en el de la botánica, la agronomía y la medicina.

El núcleo de mayor importancia fue Denia, sobre todo a partir del siglo XI en el reinado de Muyahid. En la corte de este monarca, que poseía una sólida preparación cultural, se reunieron científicos e intelectuales procedentes de diferentes lugares de al-Andalus. Entre ellos cabe destacar al astrónomo Ahmad Ibn al Saffar, autor de un tratado sobre el astrolabio. Después de haberse formado en el Oriente islámico, se instaló en Denia el médico Aba Marwan ibn Zuhr, que alcanzó gran prestigio como clínico. Su hijo Abü-'AlS'zuh (el Albuleizar de los latinos), es autor de diversas obras de las cuales una monografía sobre la litiasis renal y otra sobre la higiene individual. Mención especial merece Abü-s-Salt Umayya, nacido y residente en Denia hasta los veinte años. Se trata del tipo de médico con una amplia preparación intelectual, científica y técnica, característica del mundo árabe medieval.

En el reino de Taifas de Valencia, las figuras más tempranas dignas de mención fueron el constructor de instrumentos astronómicos Ibn Sald al-Shall, que desarrolló su actividad en la segunda mitad del siglo XI, autor de uno de los primeros globos celestes que se conservan. Junto al-Shalí, hemos de mencionar al matemático Ibn Sayyid al-Kallü, que desde los años centrales del siglo XI hasta su muerte, que J. Vernet sitúa hacia 1119 en Játiva, contribuyó a la teoría pitagorística de los números procedente de Nicómaco de Gerasa, matemático griego del siglo II y que destacó muy especialmente como geómetra, sobre todo en relación con las Crónicas de Apolonio de Pérgamo, el gran título helenístico de la disciplina.

El principal discípulo de al-Kalbü fue el zaragozano Ibn Bayya (el Avempace latino) autor de varios tratados científicos y ampliamente conocido por sus obras filosóficas. Después de un largo peregrinaje por la Península Ibérica y el norte de África, Avempace residió, durante la segunda década del siglo XII en Valencia y Játiva, donde fue acusado de hereje

Coetáneo de al-Kalbü, fue el médico valenciano 'Abd-al Wadüd b Abd-al Malik, autor de una obra en defensa de la medicina científica. El médico Muhammad ai-Safra, nacido a finales del siglo XIII en la pequeña señoría musulmana de Crevillente y residió en ella hasta su desaparición en 1318. Fue autor de un tratado de cirugía basado principalmente en la obra de Albucasis,

POETAS ÁRABES DEL PAÍS VALENCIANO

Tantos siglos de historia olvidada apenas si nos permiten, hoy, conocer algunas referencias mínimas, que nos hablen de la vida suya, de dónde nacieron y murieron, de cuáles fueron sus oficios o estudios y poca cosa más. De algunos, ni siquiera nos han llegado datos elementales y solamente sabemos de ellos el lugar de origen, el nombre de familia y algún que otro fragmento de la obra poética, o si ocupó algún cargo importante en la sociedad. Quizá por ésto el deseo de recordarlos ahora, intenta ser un desagravio a tanto recuerdo borrado. Al fin y al cabo, ellos vivían y amaban el mismo territorio que nosotros habitamos y estimamos hoy. No hay noticia de ningún poeta árabe de origen valenciano antes de la aparición de Ibn al-Labbana de Denia (s.XI).

IBN DARRAY AL-QASTALLI Este poeta pasó en Valencia y Játiva 22 años cerca de los reyezuelostaifas Mubarak y Muddafar en Valencia y Játiva; la 3a fase de su vida la vivió en Denia, en la corte del rey Muyahid y en esta ciudad permaneció hasta su muerte ocurrida el 21 de junio de 1030 a los 72 años. Su nacimiento fue en Cazalilla (Jaén).

Muchos autores árabes a partir de 1038 hacen grandes elogios del poeta. Ibn Jaldún (1406) lo nombra como uno de los más gloriosos poetas de la literatura árabe en España. Dedicó poemas a los reyezuelos taifas valencianos Mubarak, Muddafar y al de Denia, Muyahid.

IBN AL-LABBANA DE DENIA Abü Bakr Ibn 'Isa al-Daní, más conocido como Ibn al-Labbana que significa "hijo de la lechera", nació en Benisa durante el reino de taifa de Denia, en fecha no muy clara del siglo XI, y es considerado como uno de los máximos representantes de la lírica árabe de Al-Andalus.

IBN AL-YAMANI Fue uno de los muchos poetas itinerantes, siguiendo la costumbre de su siglo, que recorrían las cortes taifas de Al-Andalus y se acercaban a la compañía de los poderosos para ofrecerles magníficos versos a cambio de dinero. Ibn Sa'id cuenta, de este Ibn al Yamaní, que no componía una casida por menos de 100 dinares, elevada cotización que da una idea de la fama del poeta.

AL-WAQASI Aunque nacido en un pueblo de Toledo Estuvo especialmente vinculado al Reino de Valencia, en donde ejerciósu autoridad de sabio y de político. Entre sus composiciones poéticas más recordadas, figura una Elegía a Valencia, escrita durante el sitio a la ciudad por las tropas del Cid Campeador.

ABU SALT Abü Salt Umayya Ibn 'Adb-al-AzTz Ibn Abí Salt nacido en el año 1067 fue alumno del cadí al-Waqasí, de quien recibió formación. Heredó de él su cultura enciclopédica.

IBN GARCÍA Según Ma Jesús Rubiera destacó Ibn García de Denia, cuyo nombre indica un origen hispánico. Era un saqáliba, cautivo de niño y de origen vasco .Escribió una Epístola defendiendo la superioridad de los no árabes, pero que eran musulmanes y arabófonos, frente a la etnia árabe.

ABO ABD-ALLÁH IBN AIXA "Cuenta Ibn Bassam en su obra al-Dajira que este poeta estaba, un día con Ibn Jafaya y un grupo de literatos, bajo un albaricoquero florecido y, como soplara un viento fuerte que hizo caer muchos pétalos, improvisó una poesía".

IBN HALSA Abú Abd-Alláh Muhammad Ibn Abd-al-Rahman Ibn Halsa aparece en el Kitáb al-Rawd al-Mi'tar del famoso recopilador al-Himyari. Este reproduce fragmentos poéticos de Ibn Halsa, personaje del que solamento conocemos su nombre.

IBN JAFAYA DE ALCIRA Ibn Jafaya escribió dos famosas elegías: una a la pérdida de Alcira y la otra es un lamento por la caída de Valencia en manos del Cid. Esta por sus imágenes épicas sabiamente combinadas; de un tono intimista y amargo, era tenida entre los más estimados lamentos de al-Andalus. Hizo un Panegírico al General MazdalT, el que asedió a Valencia en 1101 y venció a los castellanos en Cullera.

IBN AL-BINNI O IBN AL-BATTI Abü Yaf'ar Ahmad Ibn 'Abd-al-Azíz Ibn al-Binnío Ibn al-Battí era tenido por experto genealogista. Murió quemado.

IBN TAHIR Fue uno de los tantos poetas del momento de la recuperación de Valencia por los almorávides, después de la muerte del Cid. Sólo conocemos su nombre y los versos emotivos con los que describe lá ciudad recobrada.

IBN LABBUN DE MURVIEDRO Se ignoran las fechas de su nacimiento y muerte, aunque su tiempo y su poesía pueden corresponder a los de la Escuela Valenciana de Ibn Jafaya

IBN RUHAIM Abü Bakr Muhammad Ibn Ahmad Ibn Ruhaim nació en Bocairente, localidad perteneciente al Reino de Denia.

IBN AL-ZAQQAQ Anécdotas curiosas y confusas igual hacen de él un hijo de familia humilde, sin dinero para pagarse los estudios, como dicen que su padre fue al-muezin de la mezquita aljama de Valencia. La personalidad poética de Ibn al-Zaqqaq hoy es muy conocida y reconocida gracias a los estudios de Peres y las traducciones castellanas de García Gómez.

IBN MUJDAR Desconocemos la fecha de su nacimiento, así como su obra, la cual se ha perdido. Nada más queda noticia de unos breves fragmentos conservados en antologías. Hay uno en el que se hace la descripción de un pino. Se sabe que murió en Marruecos el año 1192.

AL-RUSAFI Abü 'Abd Allah Muhammad Ibn Gálib al RusafT: Es el mejor poeta de Valencia durante el período almohade, aunque vivió muy lejos de esta ciudad. Escribía su producción en Málaga. Es el gran cantor nostálgico de Valencia. Su Elegía Valenciana es la pieza maestra, no solo de este autor, sino de toda la poesía continuadora del estilo jafayí, escrita por los poetas arábigo-valencianos. Nació en la Rusafa de Valencia, de donde le viene el nombre de al- Rusafí, en fecha que algunos historiadores sitúan a mediados del s.XII; tal vez en 1141,

ABU YA'FAR AL-WAQQAXI Fue visir de Ibn Hamusk, el suegro de Ibn MardaniS, reyezuelo de Valencia. Por discordias entre éstos, Ibn Mardani§ arrasó todos los dominios de Ibn Hamusk y de aquellas personas que habían quedado fieles a éste. Por eso destruyó un molino de al-Waqqaxí. El poeta respondió con unos versos amenazadores que Ibn al-Abbar reprodujo. Se recuerda a al- Waqqaxí no tanto por los versos circunstanciales que escribió, como por los elogios que al-Rusafí le dedicó.

ABO YA'FAR IBN ATIQ (1159-1204) Sabemos que fue conocido filósofo; y poeta muy entendido en tradiciones; cortesano del Califa almohade Abd-al-Mumin.

ABÜ-L-QASIM ABD-AL-RAHMAN IBN JAR§US El libro de Las Banderas de los Campeones de Ibn Sa'id al Magribí nos lo presenta como de Alcira y del s.XII, sin más datos ni fechas. Al-lmad incluyó en su obra Jarida versos de Ibn Jarsus.

ABO -L-HASAM 'AlT IBN SA'D AL-JAIR Sólo tenemos noticia de un poema suyo sobre La Senia.

ABO 'AlT AL-HUSAYN AL-NAXXAR También se le conoce por un poema.

IBN AL-ARABI DE MURCIA (1165-1240) Autor de obras místicas, tanto en verso como en prosa. IBN MARJ AL-KUHL Escribió unos versos, no se sabe por qué motivo, que con una lectura actualizada, pueden sugerir una especie de autorretrato.

ABÜ-L-MUNSAFI AbüH-Hajjaj Yusuf Ibn Ahmad al-Ansarí al-Munsafí al-BalansT. Nació en Almusafes en fecha desconocida. Se sabe que vivió a lo largo del siglo XIII y que después de expatriarse murió en Ceuta.

'AlT IBN HARIQ Abü-Hasan 'AlT Ibn Hariq al-MakhzumT. Nació en Valencia en 1156. Fue tenido por poeta de talento en su época.

IBN TALHA Ibn Talha, poeta arábigo-valenciano nació en Alcira. Fue secretario de los almohades. Pasó más tarde al servicio del rebelde Ibn Hud, al que dedicó sus versos florales y algunos panegíricos retóricos, hasta que se enemistó con Ibn Hud al-Mutawakkil y tuvo que huir a Ceuta. Allí murió asesinado en 1234.

IBN AMIRA Abü-I-Mutarrif Ibn Amira nació el 1184 o el 1186 y no se puede afirmar si en Valencia o en Alcira. Unos creen que nació en Valencia pero otros creen que fue en Alcira. Fue cadí de Mallorca. De entre sus obras destaca la relación de la conquista de Mallorca por Jaime I. Fue tenido por gran historiador y jurista.

IBN AL-ABBAR Abü 'Abd Alláh Muhammad Ibn 'Abd-Allah Ibn al-Abbar al-Qudaí nació en Valencia en 1199. Su personalidad no sólo es apreciada como poeta sino que, aún es mucho más valorada y célebre como historiador, tradicionista y antologo. Huici Miranda considera Ibn al-Abbar como uno de aquéllos ingenios que aparecen en los días peores de una civilización, para salvar su honra y dejar su nombre rodeado de prestigio.